La vida es como una función continua, no importan los estados congelados en un punto, sino las fluctuaciones y las tendencias. No tiene sentido vivir en el pasado, ni tratar de alcanzar el futuro. Así pues, fluiré como una especie de lurker infinito en el vasto mundo digital, sin quedarme mucho tiempo en ningún sitio y atesorando puntualmente algunos recuerdos digitales aquí y allá.
Los ojos se le habían transformado en huevos de cristal inestable que vibraban con una frecuencia de algo que llamaban lluvia y un ruido de trenes, haciendo brotar de golpe y entre zumbidos un bosque de espinas de cristal, finas como cabellos.
8 de agosto de 2022
Una función continua
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